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Los rostros de la

verdad

Emergencia internacional: desaparición masiva de personas

Alemania, 1941. La captura y consiguiente desaparición de la pareja Max y Erika Mustermann da inicio a una ola de desapariciones sistemáticas en el mundo. El crimen viaja a casi todos los países de Europa con la aparente evaporación de cientos de personas; Ivan Ivanov en Bulgaria, Giorgos y Maria Tade en Grecia, Jean Dupont y Madame Unetelle en Francia, Petar Petrović en Serbia y Juan Español en España, por solo mencionar algunos casos.

 

Este fenómeno no solamente se ha presentado en Europa, sino también en los extremos más diversos del planeta; en China no hay pista del ciudadano Wúmíng Shì; tras largos esfuerzos el gobierno norteamericano no encuentra a los sindicalistas John y Jane Doe; en Argentina, el estudiante Juan de los Palotes no ha podido ser hallado por la falta de pistas y la ausencia absoluta de cualquier rastro que de fe de su ubicación.

 

¿Se tratará de una conspiración, o será un complot entre los gobiernos de cada país involucrado? No. Más allá de eso, se trata de víctimas. Cada uno de los nombres de los anteriores casos no alude a una persona, sino al nombre particular utilizado en cada país para nombrar a los cientos de miles de individuos encontrados a través de décadas, vivos o muertos, sin identificación. Muchos de ellos han sido víctimas de una estrategia sistemática, planeada desde diferentes actores y utilizada masivamente desde la Alemania Nazi hasta hoy día. En Colombia se les conoce como N.N o personas en condición de no identificación, pero aquí y en cualquier país del mundo, todos ellos son víctimas del mismo crimen. Desaparición forzada de personas.

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